A estas alturas, con mis largos casi-dieciocho años de vida (que no poco me ha costado asumir), me siento particularmente vieja. Eso de ponerse a recordar como eras, como sentías hace cinco o seis años atrás, da escalofríos... como si ya hubieses vivido toda una eternidad.
He pasado momentos muy difíciles, y no es sorpresa, creo yo, que para nadie. Pero en el fondo de mi ser, siempre había tenido la intención de que, algún día, pudiera publicar esos sentimientos que por tanto tiempo me guardé en lo profundo de mi ser. Ahora, en verdad, me siento diferente, otra persona, otra María Andrea, y creo poder dar por superada aquella etapa, junto con tantas, tantas cosas.
Sentía la necesidad de dar esta explicación, dejando en claro que el último poema, como mi último cuento, fueron escritos bajo una completa desesperación, en un estado en el cual sólo quería gritar, que alguien entrara en mi vida y comprendiese lo sola que me sentía por dentro. En estas vacaciones me he dedicado a repasar, a modo de introspección, todo lo que fui y quisiera olvidar, no sin antes aprendiendo de todo ello; leyendo mis antiguas cosas, libretas, cuadernos, escritos... guardaba demasiado odio y tristeza, que no sé cómo puede aguantar tanto tiempo sin tocar fondo tan brígidamente como lo hice. Es mi experiencia sobre mi peor época, pero que ahora, gracias a mucha, mucha gente, he podido cerrar, volviendo a mirar la vida con otros ojos.
No pienso llorar sobre mis errores literarios... (bendito sea Huxley!) y es lo que pienso hacer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Que sorpresa la que me diste!!! =0
Hace muy poco que inauguraste tu blog y ya tienes muchos escritos, me encantaron muchos en especial los poemas y el ultimo, te visitare continuamente, nos vemos cuidate
^^
(Tus onomatopeyas y reacciones la llevan, te las voy a robar xD)
Publicar un comentario