
Sola en medio de una fría noche, una muchacha corría: intentaba alcanzar lo que había sido antes su vida. Su mente, en compañía de la soledad, buscaba razón para lo sucedido. Cada acción, cada instante le parecían sin sentido ¿por qué pasó?, ¿cuándo y cómo todo esto cambió?.
Se detuvo en aquel parque; llevaba bastante tiempo sin volver a ese lugar. En medio de las tinieblas de la noche un destello la cegó. Eran aquellos recuerdos que nuevamente la perseguían…
¡¡Chaz!! Un sonido sordo la envolvió: era el del disparo, y ahí estaba su amor, su vida y el dolor. De un momento a otro, la amargura, la tristeza y la sinrazón desaparecieron. Volvió a remontarse a aquellos tiempos... era de día, jugaba a ser mamá, la rodeaba el amor de hija, la rodeaba la carisma de la niñez... el sol a media tarde, el olor a primavera junto al árbol que tanto quería y que tantos recuerdos le traía.
¡¡Chaz!! Todo volvió a ser como antes. ¡Qué extraña visión tuvo!, ¿será que extrañaba la dulzura de esos tiempos? La soledad se volvió a presentar como su única aliada, ya no le quedaba más compañía. Internamente envidiaba a aquella inocente y pura niña... veíase tan feliz ¡ja! feliz...
Ahí permanecía, plantado tal cual roble, el árbol... su árbol de niñez. Lo quiso sentir por última vez junto a ella. Tanto tiempo había pasado. Por un instante se quedó mirándolo, y vio que el correr de los años lo había demacrado. Perdió el brillo, tal como ella. Se sentó, soñó y soñó, el rumor de los recuerdos la acurrucó. Era otoño, agradable sensación de frío... claro, estaba completamente abrigada, al igual que sus compañeras. Lo recordaba perfectamente, era una mañana cualquiera, un día cualquiera; el aroma de las aulas le traía bellos recuerdos: los rostros poco animosos de la gente que la rodeaba, que quería... Todo era hermoso, a lo lejos una charla... ella atentamente escuchaba. Fugazmente, sintióse llena de rencor, de tristeza. Encontrábase sola... completamente sola.
Tic Tac... Tic Tac... Ahora era pleno invierno y no había para comer. La vida se encargó de dejarla desposeída, de arrebatarle lo que más quería. Llanto brotaba sin compasión, abandono... abandono. Muchas imágenes, recuerdos, bellos y amargos momentos se unían... estaba confundida. Tic Tac... Tic Tac...
¡No puede ser! Otra vez esa melodía... ya parecía que la perseguía. Abrió los ojos, volvió a la realidad. Se encontraba nuevamente débil contra el viento. El susurro de la noche parecía terminar. Esta era la última vez... sería la última.
Cerró los ojos, voló y voló, ahora se encontraba con él, su amor, sintióse muy feliz... ¡era él! su corazón palpitó. ¡Cuánto lo quería!¡Cuan feliz se sentía con el!
...¡¡¡Bahm!!!... Tan pronto como apareció, se esfumó... ¡¡¡Bahm!!!...
Despertó rápidamente con un grito, exaltada... la imagen, el sonido, no podía olvidar. Estaba completamente manchada en sangre... aunque no de la suya. Sus manos, su rostro. Pánico... ella jamás quiso, ella lo amaba. Escenas, una tras otra, la consumían. Aún poseía el arma homicida. Es que... no se atrevía, ¡maldito, maldito sea ese momento!.
Nuevamente el rencor y el amor se hicieron uno. El frío le carcomía los huesos.
Repentinamente... ¡¡Chaz!!... el espectro de su infancia se hizo presente: niña tierna y bella; dolida y mal tratada... era el reflejo de su indiferencia. Soledad personificada. Pura e ingenua por fuera, rencorosa, llena de odio y resquemores, por dentro. Semblante rígido. Rostro maltratado.
La figura de sus pesadillas, apareció, tal como en un sueño...
Sintió pavor, otra vez frente a ella, la dulce cándida de aquellos años. Esta no era la única vez que se había presentado tal extraña aparición. Por mucho tiempo pensó que era producto del alcohol, de las pastillas... de la soledad. Nunca le tomó real importancia. En verdad, le producía cierta sensación de espanto, no quería creer.
Era su propio recuerdo... era su propia tristeza. Aquella niña del ayer cometió tal crimen... ¡sí, sí.! ¡ella fue! La perseguía a toda hora, a todo momento...¡¡ella!!
La niña la miró fijamente, espeluznante sensación. Estaba ensangrentada de igual manera.
Luego de algunos instantes, su propio pasado hecho fiambre, le dijo:
“ ...mira en lo que te has convertido, mira en lo que me has convertido..”
La joven producto del miedo, desesperada, corrió y corrió, nuevamente por las calles de la austral cuidad, buscando salida alguna para toda esta confusión. Quería zafarse de si misma, pero parecíole tan difícil dejar todo esto atrás.
¡El cerro! Era su salvación. Subió cuanto pudo, hasta lo que su cuerpo aguantó.
Allá... en la cima, todo parecía plácido y acogedor, pero su alma perturbada estaba, ya muy tarde era. Lágrimas brotaron, la sangre no paro de escurrir, el vacío se hizo carne.
Cuando el silencio y la soledad jugaban luche con el diablo, esta triste muchacha dejo de respirar... De una puñalada murió acorralada, perturbada por su propia sombra... y culpa.
Víctima de la misma arma que le arrebató la vida a su amado.
Un pájaro a lo lejos parecía ser la única compañía.
La noche jugueteaba con las estrellas.
La luna llamaba a la oscuridad... y el sol se apresuraba por salir a pasear.
De nuevo, la extraña melodía la acogía... lo que era ahora sólo cadáver, triste y pequeña niña.
Tic Tac... era ya el momento.
Risas, risas... siempre jugando en la penumbra del parque, donde el tiempo se hace eterno, y el silencio perpetuo.
“ ...mira en lo que te has convertido, mira en lo que me has convertido..”
La joven producto del miedo, desesperada, corrió y corrió, nuevamente por las calles de la austral cuidad, buscando salida alguna para toda esta confusión. Quería zafarse de si misma, pero parecíole tan difícil dejar todo esto atrás.
¡El cerro! Era su salvación. Subió cuanto pudo, hasta lo que su cuerpo aguantó.
Allá... en la cima, todo parecía plácido y acogedor, pero su alma perturbada estaba, ya muy tarde era. Lágrimas brotaron, la sangre no paro de escurrir, el vacío se hizo carne.
Cuando el silencio y la soledad jugaban luche con el diablo, esta triste muchacha dejo de respirar... De una puñalada murió acorralada, perturbada por su propia sombra... y culpa.
Víctima de la misma arma que le arrebató la vida a su amado.
Un pájaro a lo lejos parecía ser la única compañía.
La noche jugueteaba con las estrellas.
La luna llamaba a la oscuridad... y el sol se apresuraba por salir a pasear.
De nuevo, la extraña melodía la acogía... lo que era ahora sólo cadáver, triste y pequeña niña.
Tic Tac... era ya el momento.
Risas, risas... siempre jugando en la penumbra del parque, donde el tiempo se hace eterno, y el silencio perpetuo.
Mayo de 2005
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